En este tiempo en que las formas de aniquilación adquieren dimensiones planetarias, el desierto, fin y medio de la civilización, designa esa figura ‘trágica’ que la modernidad prefiere la reflexión metafísica sobre la nada. El desierto gana, en él leemos la amenaza absoluta, el poder de lo negativo, el símbolo del trabajo mortífero de los tiempos modernos hasta su término apocalíptico.
Gilles Lipovetsky
Madrid como desierto... hum.
ResponderEliminarNo?
ResponderEliminarNo da miedo?
No es inmenso?
Desierto Circular.
Leer "la era del vacío" de ese pavo, me cambió!!
ResponderEliminarLo que es inmenso es tu ojo... y su capacidad de apresar la luz.
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