17 enero 2012

Los inmortales, aquellos buenos muchachos.


Cuando mencionas a Manuel Vilas siempre sale alguien que dice “qué buen tío”. Y es que es cierto. Todo el mundo lo sabe. ¿Manuel Vilas? Este buen tío. ¿De Zaragoza, no? Más o menos. Sí. Qué buen tío. Cómo son los de Huesca. Qué bonachón el tío. Sí. Sí. Y entonces me pregunto ¿cómo es que en un mundo tan hostil como el de la literatura puede existir alguien como Vilas? Qué razón tuvo al autodenominarse Santo. Su palabra trae la paz. Su literatura: la felicidad eterna. Pues es curioso cómo al leerle uno también piensa “joder, qué buen tío”. Y así, Manuel Vilas inaugura un género literario que a pocos se les podría aplicar, a muy pocos, de hecho, La Literatura de la Buena Gente.

De Vilas sólo conocía su poesía y algunos relatos. Me gustó especialmente El cielo (DVD, 2000), el resto siempre me ha parecido una variación de los temas y de los problemas aquí anunciados, pero con la cualidad de no hacerse repetitivo ni pesado. Amor (Visor, 2010), su poesía reunida, me la leí del tirón sin rechistar. El Universo Vilas, ese del que tanto hablan sus lectores y críticos, es realmente envolvente, y más ahora que leo su última novela, Los inmortales (Alfaguara, 2012), que es una locura al tiempo que un placer. Como una especie de Kevin Smith a la española (Nueva Jersey es aquí Zaragoza, y Jay y Bob el silencioso son el propio Vilas y Mallo, o Ferré, o cualquiera de sus colegas citados);  como una especie de partida a los Sims, delirante, cuyos personajes tuvieran nombres de grandes escritores –aquellos, los héroes inmortales- y vistieran ropas del futuro, fantasmales, en ocasiones; o incluso como una especie capítulo de Futurama en donde los robots hablan de literatura y el tiempo se detiene en cualquier galaxia para que Kafka, Dante, Cervantes, Stalin o el propio Vilas puedan mantener encendidas conversaciones sobre lo estúpidos que somos los humanos, lo tontos que somos los mortales, lo ridículo (más aún) que sería nuestro planeta, en definitiva, sin los libros.

Manuel Vilas está loco,
-lo intuí ayer-,
y es buena gente,
-lo dicen todos-,
Los inmortales es genial,
remato yo.

15 comentarios:

  1. Para defender la bondad de la gente hay que practicarlo un poco.

    Genial Matas.

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  2. Lo llamamos así cuando se cabrea.

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  3. Ya. Manuel Vilas vs Enrique Vila-Matas.

    Estupendo

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  5. An another one .

    EL FOLL

    " Un arbre
    li creix de dins el cor , lentament
    travessa la seva pell morta , esqueixa , romp ,
    les seves branques s´enlairen
    com serps enllà la sepultura , aspiren , xuclen
    l´entranya lluminosa del migdia ,
    fins que la nit
    esdevé perennal , eterna
    i els seus nervis encessos estrangulen l´univers . "
    A. V.

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  6. http://www.ivoox.com/epsa-16-01-2012-audios-mp3_rf_995862_1.html

    te nombran en este programa de radio, El programa de Sita Abellán

    Con la participación de William Gains, David Karpov y JL. Segundo programa del Programa de Sita Abellán

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  7. como ya te dije en otro comentario
    te nombran en el programa Sita Abellán

    desde el minuto 55.45 hasta el minuto 63 aproximadamente

    http://www.ivoox.com/epsa-16-01-2012-audios-mp3_rf_995862_1.html

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  8. No conocía a este tipo. Me apunto la reseña.

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  9. Cuanto más sé sobre la novela, más ganas tengo de leerla.
    Que mejor manera de ser inmortal que escribiendo un libro, a partir de cadáveres de pensamientos, vertidos en el papel.
    Por eso Kafka, Dante y Cervantes, son inmortales.

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  10. Para mala leche los de Castilla,y los asturianos, tela!

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  11. horror: otro libro para la lista de libros que quiero leer. Como siga entrando en este blog voy a tener que atracar un Telepizza

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  12. Como decía Borges, es mejor ser eterno que inmortal: "la inmortalidad del mármol".
    De todas maneras, atentos a las garras del halcón-Estado.
    Atentos, niños, a lo que está pasando, las revoluciones (ahora de otra manera) son posibles si queremos escapar al desastre que parece que se aproxima.
    Hope and hard work.

    Rosa

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  13. Los locos santos sienten la muerte pero en realidad son inmortales. Para ellos cada segundo es una eternidad.

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