Y segrego el poema como un pus.
L. M. Panero
Ni tus cejas ni tus ojos tienen nombre cuando contemplan. Cuando divisan. Cuando otean. Ni tus dientes ni tu lengua te recuerdan. Otra vez. Organismo sin órganos. Ni siquiera tu voz o tu pelo, bestia somnolienta, serán nombrados.
Precioso.
ResponderEliminarincluso más
ResponderEliminarCreo que estás acercándote cada vez más, con sigilo y mimo a una voz poética de una belleza extraordinaria. pero no dejes de trabajar e indagar, piensa siempre que vas perdiendo el partido uno cero aunque vayas ganando por mucho. te quiero
ResponderEliminary la abueli es bella.
ResponderEliminarUsulitamente.
belleza y ternura... sus manos nos enseñaron a crea con migas de pan
ResponderEliminarIncreíble!
ResponderEliminarBeso.