01 septiembre 2008



No había acabado de cerrar los ojos, cuando he aquí que de entre las olas se alzó una divina faz, capaz de infundir respeto a los mismos dioses. Y poco a poco, la imagen fue adquiriendo el cuerpo entero y me pareció que, emergiendo del mar, se colocó a mi lado. Intentaré describiros su maravillosa hermosura, si la pobreza del lenguaje humano me concede la suficiente facultad de expresión o si la misma divinidad me proporciona la rica abundancia de su elocuente facundia.

Apuleyo

6 comentarios:

  1. De las espumas, las Venus patizambas. Hoy día, descendientes de los lácteos

    ResponderEliminar
  2. gracias.
    la tinta desliza lo que lates...
    me encanta la foto de la chica.
    =)

    ResponderEliminar
  3. Me encanta la cabecera de su blog. Mucho.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. ¡¡Me alegro de que te gustaran!! Sí, nos vemos en poquito.

    Besos

    ResponderEliminar