No había acabado de cerrar los ojos, cuando he aquí que de entre las olas se alzó una divina faz, capaz de infundir respeto a los mismos dioses. Y poco a poco, la imagen fue adquiriendo el cuerpo entero y me pareció que, emergiendo del mar, se colocó a mi lado. Intentaré describiros su maravillosa hermosura, si la pobreza del lenguaje humano me concede la suficiente facultad de expresión o si la misma divinidad me proporciona la rica abundancia de su elocuente facundia.
Apuleyo
De las espumas, las Venus patizambas. Hoy día, descendientes de los lácteos
ResponderEliminargracias.
ResponderEliminarla tinta desliza lo que lates...
me encanta la foto de la chica.
=)
Me encanta la cabecera de su blog. Mucho.
ResponderEliminarUn saludo
Besos, Lunera!
ResponderEliminar¡¡Me alegro de que te gustaran!! Sí, nos vemos en poquito.
ResponderEliminarBesos
vuelves a ser sociable
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