Unos pies que
nunca han tocado el suelo
no deberían ser
llamados pies
en todo caso lo
que agita sus dedos
al final de tu
cuerpo
lo que me da
patadas en la cama
o lo que tocas
con extrañeza
demostrando una
flexibilidad increíble
podría llamarse
aleta
alita
algo pequeño que
sugiere vuelo
que invita a la
velocidad
algo blandito
los llamaremos
pies
porque aunque no hayan
caminado aún
lo cierto es que
tienen la forma perfecta
la miniatura
perfecta de aquello
que algún día no
muy lejano
echará a andar
acaricio tus pies
cuando estás dormido
y la cosquilla te
estremece
acaricio tus pies
cuando juegas en la hamaca
y siento en ellos
el fresco y los nervios del verano
acaricio tus pies
al salir de la bañera
y se me resbalan
entre las palmas
como dos peces de
acuario
unos pocos centímetros
de tu carne bastan
para definir la
bondad
la pulcritud
la inocencia de
un cuerpo
que nunca toca el
piso
salvo cuando en
un despiste adulto
cae de la cama e
impacta
piel contra
mosaico
cabeza contra
suelo hidráulico
qué ironía
quizá los buenos padres
que dejan caer a su bebé
tampoco deberían ser llamados buenos padres.
tampoco deberían ser llamados buenos padres.
2 comentarios:
Hola Luna, escribí sobre ti y un poema tuyo en mi blog: https://pasillosvacios.wordpress.com/2016/08/19/viernes-de-poesia-cuando-la-belleza-lastima/
Si te gustaría que lo bajara, lo haré.
Debe de ser la cuarta o quinta vez que leo este poema y tengo que decir que sería idóneo, que solo se podría considerar leído el poema cuando lo has leído la segunda vez, como cuando en las canciones no copian el texto que se repite sino que te indican volver a cierto punto. Este poema tiene una norma no escrita después del último verso y te obliga volver al principio y seguir leyendo, para haberlo leído de verdad, para que esos pies no toquen el suelo, para que el bebé esté siempre en ese limbo, sin llegar a tocar con los pies el piso.
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